Moshe Hogeg quiere marcarle un gol al racismo. El multimillonario Israelí, que logró su fortuna invirtiendo en criptomonedas, compra uno de los clubes de futbol más importantes de Israel para acabar con la fama de racita que arrastra el equipo Beitar Jerusalem. Para eso se ha asociado con un jeque de los Emiratos Árabes Unidos, que ahora presidirá junto a él un club famoso por ser el único del país que nunca ha fichado a un jugador árabe.
"La imagen racista que tenía el club fue uno de los elementos clave que me llevó a comprarlo
Moshe Hogeg
Nuevo propietario del Beita Jerusalem
"La imagen racista que tenía el club fue uno de los elementos clave que me llevó a comprarlo. Cuando dije que quería devolver a la comunidad, que quería hacer algo bueno por la comunidad, vi este problema que da una mala imagen no sólo del club sino también de Israel. En el lugar más sagrado algunas personas están haciendo cosas que están en contra de todas las religiones, se trata de odio, y no quería que concretamente la imagen de este club de Israel fuera dañada por ese odio", explicaba Hogeg.
Vinculado al partido conservador Likud, el Beitar es uno de los clubes con más historia del país. Ha ganado 13 trofeos y cuenta con el primer ministro Benjamin Netanyahu y el presidente del país, Reuven Rivlin, entre sus seguidores. Se considera un simbolo de la clase baja de israel, el corazón de la base nacionalista de Netanyahu.