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Discurso del canciller Roberto Álvarez como orador principal y huesped de honor en el almuerzo mensual de la AMCHANDR



24 de junio del 2024

“CONSOLIDACIÓN DEMOCRÁTICA Y ECONÓMICA: PRESENTE Y FUTURO DOMINICANO”

La política exterior de un Estado proyecta buena medida su realidad interna. Más aún: la política exterior no puede separarse de la política interior del Estado y, por lo tanto, de la relación con sus instituciones. Este vínculo quedó concisamente plasmado en la célebre frase atribuida al fenecido político estadounidense Tip O´Neill: “Toda política es local”. Por eso, en el Ministerio de Relaciones Exteriores seguimos de cerca y reflexionamos continuamente sobre la realidad nacional.

Algunas de esas reflexiones son el punto de partida para mis palabras de hoy ante ustedes, que aspiro sean un estímulo más para en el objetivo de renovación del Cambio que se propone realizar el gobierno de presidente Luis Abinader en los días por venir. Para iniciar, esbozaré algunas ideas sobre el desarrollo democrático y económico, resaltando los avances y algunos de los desafíos pendientes para enfrentar las desigualdades de oportunidades e ingresos que prevalecen en nuestra sociedad. Estos son: la necesidad de una transformación en la educación, la salud y la gobernanza migratorio-laboral.

Considero que esos tres elementos son nodales para coadyuvar a las fundamentales reformas planteadas por el presidente Luis Abinader. Además, son indispensables para entender hacia dónde queremos ir y cuáles son las acciones necesarias para alcanzar nuestros objetivos de crecimiento económicos con equidad y bienestar para todos.


Política exterior y Haití

Antes de entrar en el análisis permítanme referirme sobre el factor externo que más ha incidido en nuestra realidad: Haití.

Desde el asesinato del expresidente Jovenel Moïse, el vecino país ha estado sumergido en la peor crisis de su historia. Para llamar la atención sobre dicha crisis nuestro gobierno, con el presidente Abinader a la cabeza, desplegó una sistemática ofensiva diplomática.

En los últimos meses se han creado las condiciones para que Haití salga de esa situación. Se instaló un Consejo Presidencial de Transición, designó un primer ministro y un nuevo gabinete, y llegaron los primeros efectivos Kenianos de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití establecida por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

El gobierno dominicano seguirá colaborando con la comunidad internacional, en lo que nos competa, para contribuir a que Haití pueda celebrar elecciones y elegir un gobierno legítimo que asuma el poder el 7 de febrero de 2026. Hoy tenemos la esperanza de que, en este momento histórico y crucial, Haití pueda emerger de la crisis en que ha estado sumido.

RD por el sendero correcto

Amigas y amigos, es ampliamente reconocido que República Dominicana es una democracia estable, próspera y en proceso de consolidación. Somos la séptima economía de América Latina y el Caribe y, si seguimos en el sendero correcto, con las reformas necesarias, las perspectivas futuras serán aún más halagüeñas.


Luego de crecer 4.9% en 2022 y 2.4% en 2023, el FMI estima que este año creceremos 5,4% y 5% en 2025. Este crecimiento se ha fundamentado en una estrategia de apertura de nuestra economía al exterior, específicamente al comercio de bienes y servicios y a la inversión, anclados sobre una marcada estabilidad macroeconómica y una envidiable paz social. Las alianzas público-privadas han sido un sello distintivo de este gobierno. Y sus frutos son palpables: Pedernales, Manzanillo y Arroyo Barril.

El Fondo Monetario también ha señalado que, en los últimos 50 años, República Dominicana es el país de América Latina que más rápidamente ha convergido en ingresos per cápita con Estados Unidos. El informe plantea que en 40 años podemos llegar a ser una economía avanzada.

Los factores en los cuales se ha basado este crecimiento incluyen cifras récord en: las reservas internacionales netas, la inversión extranjera directa, el turismo y el comercio exterior. Es de destacar que hoy nuestras exportaciones abarcan, cada vez más, productos con mayor valor agregado, tales como equipos médicos y quirúrgicos y productos eléctricos.

En este sentido, en 2023 enviamos al exterior 1,173 millones de dólares en productos eléctricos y 2,444 millones en equipos médicos y quirúrgicos. Vale señalar que las empresas de zona franca que producen estos equipos cumplen con los estándares sanitarios y de fabricación exigidos por los mercados más sofisticados, y cuentan con la capacidad para participar en las cadenas de suministro de los productos más complejos, como los semiconductores.


De hecho, el presidente Abinader decretó de alta prioridad nacional la promoción, la innovación y el desarrollo de la industria de semiconductores, sentando las bases para convertir el país en un referente confiable, seguro y competitivo para el desarrollo de esta industria en ensamblaje, experimentación, empaque y distribución (ATP/D).

Las potencialidades de este mercado son extraordinarias y sin dudas representan un cambio impensable años atrás.

Es fundamental enfatizar los factores clave de este progreso socio-económico: el afianzamiento del Estado de Derecho y el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Los siguientes datos en pantalla avalan los avances en transparencia, libertad de expresión, calidad de la democracia y seguridad:

Si superamos ciertos “lastres” podemos avanzar más rápido

Nos sentimos legítimamente orgullosos de estos avances. No obstante, la baja movilidad socioeconómica y las brechas en la distribución de la renta laboral y la riqueza son desafíos que deben ser abordados de manera urgente.

En un informe de 2014 titulado “Cuando la Prosperidad no es Compartida”, el Banco Mundial señaló la baja movilidad social en República Dominicana. Entre 2000 y 2011, sólo el 2% de la población logró escalar al siguiente grupo de mayores ingresos. En contraste, durante el mismo período, en América Latina el 40% logró esa movilidad.


Han transcurrido 10 años desde este informe y los datos muestran que el país ha avanzado. El crecimiento económico pos-pandemia y los programas sociales de estos últimos cuatro años han permitido un aumento del ingreso per cápita que se ha traducido en una importante disminución de la pobreza monetaria, bajando del 25.8% en 2019 a 18.9% a inicios de 2024. En comparación con 2016, cuando la pobreza fue de 34.8%, en 2024 se ha reducido casi a la mitad.

Sin embargo, como muestra el informe de la CEPAL en cooperación con el MEPYD sobre Desigualdad del Ingreso 2012-2019, aún existe gran concentración del ingreso. El 1% más rico de los dominicanos percibe el 30.5% del ingreso bruto nacional.

No obstante, quiero aclarar que el informe también señala que, de los ocho países comparados, República Dominicana es el tercero en el que el 50% más pobre recibe mayores ingresos brutos.

Los datos sugieren que se necesitan medidas de redistribución del ingreso hacia los más pobres, cuidando a la vez los ingresos de la clase media, de forma tal, que aún bajo estas medidas, pueda seguir prosperando.

Sé que existen diversas modalidades de desigualdad, pero hay dos que a nuestro juicio son las de más urgencia. Nos referimos a optimizar el acceso equitativo y la calidad de la educación y la salud.


Educación

Existe consenso de que la educación es el eje central de la transformación personal y social, así como del desarrollo nacional. Desde hace décadas, el pueblo dominicano viene luchando por un sistema educativo de calidad. A pesar de los esfuerzos y de los cuantiosos recursos públicos invertidos, la educación sigue enfrentando problemas sistémicos en el aprendizaje y en la equidad educativa. Es por esto que el presidente Luis Abinader declaró que la calidad de la educación será una prioridad de su segundo mandato.

Reconocemos la reciente mejoría en las pruebas PISA 2022, pero los resultados están muy lejos de la magnitud del esfuerzo que hace la sociedad dominicana por financiar una educación de calidad.

La Cuarta Revolución Industrial y la pandemia del Covid-19 han transformado nuestra realidad, obligándonos a reformular los enfoques. La Inteligencia Artificial está llamada a desempeñar un papel fundamental no solo en la educación, sino en todos los sectores productivos. En este escenario, el mes pasado Haydée Kuret de Rainieri, enfatizó la significativa transformación de la industria turística como consecuencia de esta herramienta. La Inteligencia Artificial es un nuevo factor de producción que tenemos que potenciar en todas las áreas de la economía dominicana, así como en la educación formal y técnica.

Es evidente la necesidad de una renovación curricular que modernice los contenidos incorporando las competencias fundamentales del siglo XXI.

De acuerdo con INFOTEP debemos considerar seriamente el bachillerato técnico de doble titulación y la formación de tecnólogos universitario de dos años. Esa medida nos permitiría responder mejor a los requerimientos laborales contemporáneos, consecuencia de la transformación tecnológica y la reconfiguración de las cadenas globales de valor.

Hay que profesionalizar el magisterio y transformar la pedagogía, reentrenando a los docentes de acuerdo con las necesidades y herramientas del siglo XXI. La carrera magisterial tiene que ser una realidad patente para garantizar la sostenibilidad de la reforma educativa.

Señoras y señores, un aspecto a mi juicio importante subrayar: para que nuestro talento humano logre estar técnicamente capacitado en nuestra economía globalizada, es necesario empezar la enseñanza del inglés desde el nivel primario y debe permear toda la trayectoria académica y la formación técnico y profesional. Nuestra apertura al mundo exige la comunicación lingüística.

Ojo: la responsabilidad de lograr una educación de calidad no es una tarea exclusiva del Ministerio de Educación, requiere de todos nosotros. Debe ser un compromiso nacional, para convertirnos en beneficiarios y sujetos activos de la cuarta revolución industrial.

Salud

Permítanme ahora referirme al tema salud por ser un factor fundamental para el pleno desarrollo humano.

En las últimas décadas, hemos eliminado muchas enfermedades infectocontagiosas como la rubeola o el sarampión.

El país ha acumulado importantes experiencias y efectividad para la vacunación y el control de focos infecciosos. Esos resultados son reconocidos por la OMS/OPS. Existen todavía pequeños focos de ese tipo de enfermedades, pero estamos a punto de eliminarlos.

Es importante destacar que estos logros se han consolidado durante los últimos cuatro años, aun cuando nuestras autoridades tuvieron que confrontar una situación sin precedentes con la pandemia, a la vez que lidiaban con la presión migratoria haitiana sobre los servicios de salud.

El actual perfil epidemiológico dominicano registra la prevalencia de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes o el cáncer. Este tipo de enfermedades hace aún más urgente una transformación de la atención primaria y la salud preventiva.

La actual situación de la atención primaria induce a que las personas acudan a los servicios especializados, que son más caros y representan un mayor gasto de bolsillo.

Esto provoca que los pacientes tarden en buscar ayuda, agravándose su salud.

El sistema de salud dominicano debería priorizar la atención primaria para superar la fragmentación y el enfoque en la asistencia especializada e individualizada. Tenemos más de 1,300 centros de atención primaria diseminados por el país. Que no es una cifra menor. Sin embargo, aún no logramos canalizar sistemáticamente a los médicos y los técnicos, ni los pacientes a estos centros debido a la falta de profesionales en medicina familiar y a deficiencias normativas, operativas y de incentivos.

Nuestro país destina 2.3% del PIB para la salud cuando la recomendación de la OMS/OPS es de un 6%.

Conjuntamente con esta inversión, la sociedad dominicana requiere una visión integral de la salud, que incluya la educación sobre el autocuidado, la alimentación y los hábitos sanos.

Amigas y amigos, la paradoja de nuestro país es que, si bien el 95% de los partos son asistidos por profesionales, la alta mortalidad materna revela la inadecuada y desigual atención prenatal y la falta de personal de apoyo especializado. Es menester señalar que esa tasa está distorsionada por la significativa incidencia de las parturientas de nacionalidad haitiana en los hospitales públicos, pero aún tomando en cuenta este factor, es un aspecto en el que debemos mejorar.

Otro reto que enfrentamos es la insuficiencia de técnicos para las distintas áreas de apoyo al médico, lo que sobrecarga y dificulta su trabajo y encarece la salud. Para asegurar la integralidad del servicio de salud se necesitan equipos interdisciplinarios, con profesionales de la economía, la educación y la psicología.

La pandemia cambió la forma tradicional de prestar servicios, impulsando la era de la Salud 4.0, en donde la innovación incide particularmente en la tecnología, la epidemiología, la telemedicina, la promoción de la salud en redes sociales, el uso de la robótica y la inteligencia artificial, entre otros aspectos, que obligan a la formación de profesionales adaptados a este nuevo panorama global.

La semana pasada, en una reunión con inversionistas ángeles, en la Casa Blanca, algunos informaron que las escasas inversiones en el sector salud en América Latina se deben a que la región es el continente más rezagado en digitalización. Señalaron que en muchos casos ni los expedientes ni las transacciones de médicos y hospitales están digitalizadas. Debemos considerar que nos llegó el momento de crear un ministerio exclusivo para ciencia y tecnología que coordine todos los esfuerzos de la transformación digital del Estado entre otros aspectos.

Otra paradoja es que el país exporta casi 2,500 millones de dólares en equipos médicos y que, sin embargo, nuestro sistema de salud no cuente hoy día, con suficientes técnicos para operarlos.

Construyendo y modernizando sobre las capacidades que ya tenemos como el Laboratorio Nacional de Salud Pública Dr. Fernando Defilló y el CECOVEZ, podemos desarrollar centros avanzados de diagnóstico de medicina tropical, posicionando al país como un hub en investigación, desarrollo e innovación.

Señoras y señores, tenemos una grave epidemia en nuestro país: tenemos la mayor tasa de muertes por accidentes de tránsito en el mundo. La mayoría de estas muertes está concentrada en jóvenes que usan motocicletas, sobrecargando los centros de salud y desviando recursos necesarios para la atención de las enfermedades que afectan a la población. Esta situación no puede esperar más, requiere atención urgente.

Retos migratorios

Otro desafío de envergadura al que me quiero referir es la situación migratorio-laboral.

Durante el siglo XX, sectores clave de nuestra economía se desarrollaron utilizando mano de obra extranjera sin una gobernanza migratoria adecuada. No se consideraron debidamente las consecuencias para el interés nacional de esta migración, permitiendo la evolución de una población remanente, jurídica y socialmente desamparada, pero disponible económicamente.

En los 70 y 80, ocurrieron transformaciones políticas y económicas en nivel internacional, así como en República Dominicana y Haití que cambiaron el sentido de la inmigración haitiana. El flujo dejó de dirigirse principalmente a la economía azucarera y se expandió, primero, a la agricultura, y luego a los centros urbanos, donde los trabajadores se concentraron en la construcción y en la economía informal, y posteriormente algunos en el turismo.

Surgió, así, una nueva corriente migratoria en paralelo a normas cada vez más restrictivas, mientras aumentó el uso de la mano de obra extranjera, y con ello la incidencia de las mafias de traficantes binacionales. Esto promovió mayor irregularidad.

Precisamente por eso, desde el inicio de nuestro gobierno, el presidente Abinader mostró gran interés en combatir la irregularidad migratoria en el país. Su preocupación ha estado dirigida a cumplir con las normas que regulan los mercados laborales, y a la vez fortalecer las medidas que apuntalen los máximos niveles de seguridad del país.

Enfrentar la inmigración irregular precisa de un marco estratégico que vincule de una manera flexible la política migratoria con la modernización de la economía nacional.

Existen evidencias de que la irregularidad migratoria es un factor que afecta la formalidad laboral y los salarios de los inmigrantes, a su vez convirtiéndolos en un factor que empuja hacia abajo los salarios de los trabajadores más pobres. Por el contrario, una gobernanza migratoria adecuada contribuiría a mejorar los salarios y la formalidad laboral en los sectores más pobres.

Además, es fundamental, y debemos ya modificar el abordaje de la persecución al tráfico ilegal de migrantes y la trata de personas, persiguiendo principalmente al traficante de forma vigorosa. Invertir el enfoque es necesario para detener de una vez por todas la puerta giratoria de la migración irregular. Si no combatimos efectivamente el tráfico y la trata, todas las demás medidas serían pírricas. El tráfico ilegal de migrantes y la trata de personas son crímenes graves contra la nación.

Debemos modificar a la mayor brevedad posible las obsoletas prácticas de persecución y sustituirlas por controles efectivos para evitar las denuncias que afectan la imagen del país. La inmigración irregular y su impacto en el mercado de trabajo pueden ser un obstáculo para insertar el país en las nuevas cadenas de producción de nuestros principales socios.

La solución a este problema no debe pasar por alto el aporte de la inmigración a la economía. Un reciente informe de la CEPAL indica que la contribución de los inmigrantes a varias economías de América Latina ha aumentado en años recientes. En el caso dominicano pasó del 6.6% en 2017 al 8.7% en 2022.

Hoy día, República Dominicana goza de una envidiable credibilidad y no deberíamos permitir que sea empañada por un tema que está en nuestras manos resolver.

No nos sentimos víctimas

Señoras y señores, como dije el año pasado ante esta Cámara, nuestra nación se ha forjado desde sus raíces, con una identidad que comenzó a fraguarse hace más de dos siglos. La cohesión social ha sido fundamental en el desarrollo de nuestra identidad como pueblo. Este pegamento, ese entramado de relaciones sociales nos ha permitido superar numerosos desafíos, salvando interrupciones y retrocesos, para triunfar al final del día.

Los dominicanos no nos sentimos víctimas ni de las circunstancias ni del destino. Aprendimos a labrar nuestro propio sendero, con la alegría y el optimismo que caracterizan nuestra cultura, recorriendo un trayecto admirable. Afrontamos importantes desafíos que siempre hemos resuelto con autenticidad y cohesión.

Hoy día nos encontramos frente a una extraordinaria oportunidad. Contamos con un liderazgo democrático, prudente y visionario: el del presidente Luis Abinader. Con las reformas que él ha anunciado, se abren nuevas oportunidades para lograr las grandes transformaciones de nuestro desarrollo en los próximos años.

Nunca como ahora, podremos avanzar hacia el porvenir, aun con el telón de fondo del preocupante y cambiante escenario global, con una comprensión clara de nuestro pasado, así como de nuestras extraordinarias potencialidades.

Comprometidos firmemente con el proyecto democrático de nación que anima a los mejores hombres y mujeres dominicanos.

Se abre, promisorio y luminoso ante nosotros el futuro que todos merecemos.

Muchas gracias.

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