En las próximas 24 horas se nombrarán nuevos ministros y se aclarará el rumbo del nuevo Gobierno.
"El cambio empieza ahora", prometió el líder laborista, Sir Keir Starmer, a sus partidarios, en las primeras horas del viernes en Londres. Tras un ceremonial 'besamanos' con el Rey Carlos III, Starmer, se ha convertido oficialmente en primer ministro y puede formar Gobierno.
Con solamente dos escaños por decidir en la Cámara de los Comunes, que cuenta con 650 diputados, los laboristas han obtenido una aplastante mayoría de 412 escaños tras duplicar el apoyo recibido en las anteriores elecciones del Reino Unido.
El derechista Partido Conservador, que llevaba 14 años en el Gobierno, tiene ahora solamente 121 escaños, ha perdido la friolera de 250 diputados. El centrista Partido Liberal Demócrata tiene 71 escaños tras ganar 63 representantes.
El primer ministro saliente, Rishi Sunak, señaló a sus partidarios en su circunscripción de Richmond y Northallerton, donde fue reelegido diputado, que asumiría el peso de la histórica pérdida de su partido.
A continuación, Sunak regresó al número 10 de Downing Street, que desde 1735 ha sido a la vez residencia y despacho de los primeros ministros británicos. De todas las direcciones políticas del mundo, solamente la Casa Blanca, en Estados Unidos, es probablemente más famosa que la inglesa.
En su último discurso como primer ministro, Sunak se declaró honrado de dirigir la "mejor nación del mundo", y afirmó que el pueblo británico había "emitido un veredicto aleccionador".
A continuación visitó el palacio de Buckingham, donde presentó formalmente su dimisión al Rey Carlos III, una formalidad histórica, ya que aunque el monarca es el jefe del Estado, no tiene poder real en los procesos políticos del Reino Unido.
Aun así, el Carlos III mantiene reuniones semanales con el primer ministro para tratar asuntos de Gobierno. Aunque el monarca es políticamente neutral, sigue teniendo derecho a "aconsejar y advertir" al primer ministro si lo cree necesario.
Siguiendo una antigua tradición, el monarca ha pedido a Starmer que formara un nuevo Gobierno. Poco después, Starmer entró por primera vez en el número 10 de Downing Street para empezar a formar su nuevo equipo gubernamental.
El rey volverá a la escena pública a finales de este mes para la apertura del Parlamento. Después, en una reunión conjunta de la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes, pronunciará un discurso escrito para él, por el Gobierno entrante, en el que expondrá su programa legislativo.
Renovación nacional
Starmer afirmó que sus objetivos políticos para los próximos cinco años se centrarán en poner "el país primero, el partido después" y que el Gobierno se centrará en la "renovación nacional".
"Tenemos que devolver la política al servicio público", señaló.
El Manifiesto Laborista, documento en el que se exponen las prioridades políticas del partido, enumera cinco objetivos para la formación política. Entre ellos: impulsar el crecimiento económico, promover las energías limpias, reducir los actos delictivos violentos, reformar la educación, y mejorar e invertir en el debilitado Servicio Nacional de Salud.
Por primera vez en 14 años, el Partido Laborista puede marcar la agenda política, pero tanto la formación política como Starmer se enfrentan a enormes desafíos. El antiguo abogado y Director de la Fiscalía, que tiene 61 años, debe hacer frente a una nación impaciente por el cambio, en un contexto de sombrías condiciones económicas, creciente desconfianza en las instituciones del Estado y un tejido social deshilachado.